La realidad es palpable, cada vez más ocupados y apegados al trabajo descuidamos a la familia, sobre todo de aquellos que nos lo dieron todo, los progenitores. Ellos mismos se sienten desconectados de la sociedad. Carecen de esa interacción social, lo que les ha llevado a crear una falsa creencia de no ser apreciados y es así como el sentimiento de tristeza y soledad aparece. Esta situación empeora cuando esa persona mayor pierde a su pareja, tiene menos parientes o amigos y tiene un contacto más limitado con su entorno.
Muchos estudios científicos muestran que la soledad está asociada con la demencia, la depresión, la reducción de la calidad del sueño, la disminución de la actividad física e incluso la muerte prematura.
Preocupados por esta amarga experiencia, las empresas del sector tecnológico han desarrollado productos y servicios para reducir esta situación. Por ejemplo, apoyos como la teleasistencia se presentaría como el mejor aliado, que además aleja al anciano del temido ingreso en un centro geriátrico.
Entre los beneficios evidentes:
- Ofrece tranquilidad al usuario
- Asegurar la confianza y la seguridad con la ayuda de profesionales especializados que atienden estos productos.
- Responde a las necesidades de cada individuo.
- Responden inmediatamente a una emergencia sanitaria y/o social mediante la movilización de recursos sanitarios
- Facilitar el acceso a recordatorios.
Con la aparición de estos nuevos dispositivos, la tranquilidad de las familias y sus cuidadores también será un notable beneficio indirecto a considerar.
Las personas mayores, en principio desconfiados de estos nuevos artilugios y habiendo superado esta dificultad, serán los primeros interesados en conocer y aprender a usarlos para permanecer en el hogar rodeado recuerdos y en un entorno conocido y valioso.
La Asociación Americana de Jubilados a raíz de la publicación de «Tendencias Tecnológicas y las personas 50+» indica que 115 millones de estadounidenses mayores de 50 años representan un enorme mercado para la tecnología que facturará 84 mil millones de dólares en productos tecnológicos. Algo que podría ser extrapolable al caso español en el que nuestra sociedad avanza a un ritmo acelerado a un mundo envejecido. Unos lo verán como oportunidades para generar empleo y riqueza económica, y los otros encantados por disponer de servicios y productos que mejoren su calidad de vida.