Muchas familias con hijos con discapacidad intelectual temen la llegada del verano por temor a que el desarrollo de los menores se vea mermado. Los expertos coinciden en destacar los campamentos de verano como una solución estival.
Descansar es necesario para casi todo el mundo. En el caso de los niños con discapacidad intelectual, por el contrario, parar completamente durante más de dos meses puede suponer un perjuicio en su desarrollo y aprendizaje. «Puesto que se trata de un período de vacaciones, es positivo que tengan tiempo para descansar y relajarse, pero siempre manteniendo cierta estructura durante las vacaciones, en las que también es bueno que realicen actividades que les permitan conservar el nivel en todas las habilidades adquiridas o entrenadas durante el curso», explica Sara Herrero, neuropsicóloga y responsable del Gabinete multidisciplinar de Fundación Querer.
Así, aunque es importante mantener ciertas rutinas y horarios, en verano «pueden ser más flexibles que los que tenemos durante el curso», añade Herrero. En su opinión, es positivo «seguir realizando actividades que permitan dar continuidad al desarrollo de sus capacidades, pero éstas pueden ser más divertidas e interesantes y estar enfocadas desde el juego».
Es por ello que muchas familias recurren como solución estival a los campamentos de verano terapéuticos, que facilitan también la conciliación familiar y laboral a muchos padres que trabajan. «En algunos casos puede implicar un respiro para sus cuidadores principales, pudiendo disfrutar de tiempo libre para ellos o servirles como una fuente de recursos y herramientas que les inspire para poder compartir momentos con sus hijos, bajo la tranquilidad de que lo que se hace en el campamento es lo adecuado para ellos», sostiene la neuropsicóloga.
«En algunos casos puede implicar un respiro para sus cuidadores principales, pudiendo disfrutar de tiempo libre para ellos o servirles como una fuente de recursos y herramientas que les inspire»
Sara Herrero, neuropsicóloga y responsable del Gabinete multidisciplinar de Fundación Querer
Herrero sabe de lo que habla por su experiencia en el Campamento terapéutico de verano que cada año organiza en el mes de julio la Fundación Querer. Se trata de una iniciativa dirigida a niños y niñas de entre 6 y 16 años con dificultades de aprendizaje, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno del Espectro Autista (TEA), retraso madurativo etc.
En él, los niños realizan actividades lúdicas y terapias en grupos muy reducidos, con atención adaptada e individualizada. «Un campamento de verano puede ser una experiencia muy positiva para niños con discapacidad, ya que les brinda la oportunidad de participar en actividades sociales y de continuar con la estimulación de las diferentes capacidades implicadas en su desarrollo, dentro de un enfoque en el que prima la diversión y ocio, a diferencia de cómo suelen trabajarlas durante el curso escolar», manifiesta la profesional.
Y luego, añade: «Como las actividades que planteamos para el campamento están diseñadas dentro de un entorno seguro que les permita seguir trabajando habilidades mientras disfrutan, la acogida es muy buena. También, el hecho de contar con profesionales especializados favorece la tranquilidad de las familias y reduce su estrés», concluye.
Fundación Querer ya ha abierto el plazo de inscripción para el Campamento terapéutico de julio 2023. Más información es inscripciones en el siguiente link: https://www.fundacionquerer.org/campamento-terapeutico/