El presidente de la Asociación Nacional de Centros de Educación Especial (ANCEE), asociada a CEDDD, responde en el diario 20 Minutos a las declaraciones del director general de Derechos de las Personas con Discapacidad y director del Real Patronato sobre Discapacidad, Jesús Martín, sobre la educación inclusiva.
En un artículo titulado ‘La «investigación» en educación inclusiva’, Carlos Valiente, presidente de ANCEE, hace una ardua defensa de la Educación Especial en respuesta a las declaraciones de Martín sobre la aplicación de la LOMLOE y la educación inclusiva. Estos son algunos de sus argumentos más destacados:
(…) «Muchos de los teóricos que lideran el movimiento por la escuela inclusiva -que, más bien, es inclusivismo radical- están cerca de planteamientos postmodernos, críticos con los valores liberales de la sociedad occidental que le han permitido alcanzar sus máximas cotas de progreso social.
(…) El argumento central de lo que primero se llamó integración y actualmente inclusión es que hay que situar a las personas en el marco de su comunidad, que una sociedad inclusiva comienza por una escuela inclusiva. Sin embargo, en la práctica esto se opone a la propia libertad de los niños y de sus familias para elegir el tipo de educación que prefieren.
Lo que se defiende como un derecho: “El derecho de todos los niños y niñas a la educación inclusiva”, se convierte en una imposición y en una merma de opciones.
Desde estos planteamientos pro-inclusión existe también un especial interés en no permitir y evitar la comparación o el contraste entre los centros ordinarios y los colegios de educación especial ya que, si se permite la elección entre los dos sistemas, a la larga, la mayoría de las familias elegirían la educación especial invalidando de este modo la apuesta por el modelo de educación inclusiva.
(…) Los colegios de educación especial constituyen el recurso más importante en la educación de los niños con discapacidad. Estas escuelas, de amplia trayectoria y consolidadas en nuestro país, se caracterizan por su gran calidad. Demuestran mayor competencia y eficacia a la hora de adaptar y desarrollar el currículo, de emplear técnicas de enseñanza y metodologías individualizadas como pueden ser el análisis de tareas o la instrucción directa, tienen una relación mucho más cercana con las familias, ratios reducidas y establecen contactos con instituciones, empresas, otros centros educativos, etc. cuando sus alumnos finalizan su periodo educativo en ellas.
El personal docente se complementa con numerosos colaboradores y profesionales de diversos campos generando sinergias difícilmente imitables en escuelas ordinarias. Además, sus instalaciones y medios tecnológicos y materiales, así como su alto nivel de planificación en el uso de estos, requiere de una gran flexibilidad. Los alumnos van guiados de la mano de su tutor, frecuentemente durante varios cursos, y la colaboración y coordinación entre todos los profesionales hace que se pueda construir su historial educativo con numerosos detalles a lo largo de un amplio margen de años.
En el fondo, la educación especial sí que favorece una adecuada inclusión educativa, lejana a otros planteamientos sectarios e ideológicos, que trabajan más desde la construcción de un relato que pretenden imponer aún a costa de forzar la realidad y, lo que es peor, el derecho a una adecuada educación del alumnado más vulnerable.
Lea el artículo completo aquí.