Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay al menos 2.200 millones de personas con deterioro de la visión cercana o distante. De ellos, en al menos 1.000 millones de casos, casi la mitad, el deterioro visual podría haberse evitado o todavía no se ha aplicado un tratamiento.
Por su parte, según los últimos datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España viven cerca de un millón de personas con discapacidad visual, baja visión y/o ceguera. Según la asociación para la defensa de la discapacidad visual, la baja visión y la ceguera legal, D.O.C.E., “la baja visión es la gran asignatura pendiente» en un país que “envejece», dicen, por lo que «vamos a tener muchos problemas, muchos pacientes y muchas enfermedades que cursan con baja visión”, añaden.
Las principales causas del deterioro de la visión y la ceguera son los errores de refracción no corregidos y las cataratas, cuestiones ambas sobre las que se puede intervenir para reducir su incidencia. Por ello, en un manifiesto por el Día Mundial de la Visión difundido hoy, el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) reclama , dar preferencia a la salud visual en las estrategias sanitarias de las diferentes administraciones, a fin de reducir gastos mediante la prevención y tratar de cumplir con el ODS3. ‘Salud y Bienestar’ y el ODS.10 ‘Reducción de las desigualdades’ de la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible.
¿Ayuda a la discapacidad visual?
Más allá de esto, desde las asociaciones de personas con discapacidad visual recuerdan que se puede ser autónomo a pesar de tener una deficiencia visual o ceguera. Por ello, advierten, no es necesario ayudarlas si estas no lo piden. Pues el resultado, en muchas ocasiones, puede ser el contrario al deseado.
A este respecto, desde la , Federación Española de Sordoceguera (FESOCE), asociada de CEDDD, aprovechan esta jornada para visibilizar el bastón blanco y rojo, específico para identificar a personas con sordoceguera, y recuerdan que a una persona con este distintivo «la mejor manera de ayudarla es no hacer nada«. Sin embargo, tal y como explican a continuación, en términos generales, las indicaciones básicas serían:
- Dejarle espacio y no interrumpir su concentración.
- Si nos pregunta algo darle las indicaciones más precisas y sencillas, hablando despacio, sin gritar.
- Podemos preguntarle si quiere que le orientemos. Si descarta la ayuda no hay que insistir.
- Solo en caso de peligro debemos acercarnos para intentar orientarlo.
- Nos presentaremos con un leve toque en el hombro o el brazo
- Intentaremos verificar si puede ver u oír algo. Siempre es mejor hacerlo frente a frente
- En caso de tener que cambiarle la ruta (solo en caso de peligro inminente) verificar que no quede desorientado y ponerlo en un camino conocido lo antes posible.
«Las personas sordociegas necesitan tiempo y calma para organizar las informaciones del entorno y tomar decisiones sobre su desplazamiento, además de que lo hacen en directo, en el curso de la marcha. Como peatones, conductores o como usuarios del transporte público, no olvidemos entonces tener paciencia y respeto por una persona que está haciendo un esfuerzo titánico por ejercer su autonomía», recuerdan desde FESOCE.