El Consejo para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia ruega a organismos, entidades, empresas y especialmente a los profesionales de la comunicación que pongan a la persona en el centro y en lugar de usar el término ‘discapacitados’, que tiene una connotación peyorativa, utilicen ‘personas con discapacidad’.
Ante el creciente uso del término ‘discapacitado’ o ‘discapacitados’ para referirse a las personas con discapacidad, el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) ruega a los medios de comunicación, a los actores sociales y a la sociedad en su conjunto que pongan a la persona en el centro y se refieran a ella como tal, con la característica de que tiene una discapacidad, para evitar la connotación peyorativa y excluyente que emana la palabra ‘discapacitado’. CEDDD quiere remarcar que la discapacidad es una característica de la persona y no su núcleo, mientras que al hablar de ‘discapacitado’ o ‘minusválido’ se anula directamente a la persona, con su idiosincrasia y su individualidad, y se pone el foco en las limitaciones.
El #movimientoCEDDD se suma a una petición histórica de este colectivo que fue recogida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 2006, cuando introdujo en la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad la expresión ‘persona con discapacidad’ como la terminología correcta para utilizar en leyes, textos y documentación de cualquier índole.
En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud apuesta por el uso de ‘persona con discapacidad’, refiriéndose a la discapacidad como “una condición del ser humano que, de forma general, abarca las deficiencias, limitaciones de actividad y restricciones de participación de una persona”.
En ambos casos, la recomendación del uso de la expresión ‘persona con discapacidad’ supone una evolución respecto al estigma que había hacia este colectivo hace apenas unas décadas, cuando el enfoque hacia la persona con discapacidad era asistencialista y estaba centrado en su recuperación, como ocurría a lo largo del siglo XX. Enfoque que, por otro lado, mejora notablemente la creencia medieval de que la discapacidad era un castigo divino.
Afortunadamente, y gracias al trabajo de entidades como el CEDDD, con la entrada del siglo XXI empezó a verse la discapacidad desde un contexto social y los entornos, auténticos discapacitantes, son los que impiden la inclusión real de la persona que tiene esta condición en la sociedad. Es decir, la discapacidad se produce cuando la persona se enfrenta a una barrera al interactuar con el entorno social.
Por ello, y ante la tendencia al alza del uso del término como ‘discapacitados’ o ‘minusválidos’ en algunos discursos y en titulares de ciertos medios de comunicación – siendo creadores de opinión – el CEDDD se dirige a la sociedad en su conjunto para que incorporen la expresión ‘persona con discapacidad’, para que la condición no invisibilice a la persona.