CEDDD contacta con corresponsales de guerra en Kiev, capital de Ucrania, para interesarse por la evacuación de las personas con discapacidad. «En su caso todo es mucho más difícil», afirman.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia hace poco más de una semana está provocando el mayor éxodo de refugiados en Europa en décadas. En apenas nueve días, más de un millón de ucranianos han dejado el país y según ACNUR la cifra podría elevarse a cuatro millones en las próximas jornadas.
El asedio a Kiev, capital de Ucrania, ha generado uno de los mayores flujos de población en el país. Allí, la ciudadanía ha utilizado desde el inicio del conflicto todos los medios a su alcance para salir de la ciudad. Lo mostraba entre otros la televisión pública, que a principios de semana emitía un reportaje desde una de las estaciones de trenes de la ciudad en el que se pudo ver el desalojo de personas vulnerables, como mayores y/o con discapacidad.
Interesado por saber más sobre cómo estaba siendo la evacuación de estos colectivos, el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) contactó con el equipo de TVE que grabó el reportaje. Un grupo de trabajo formado por Marina Toldos y José María Ortiz, al frente de imagen y sonido, y el periodista Víctor García Guerrero.
El miércoles (2 de marzo) por la mañana, Guerrero nos atiende en plena salida de Kiev. La ciudad es un caos y los reporteros emprenden viaje hacia el oeste. No volvemos a tener contacto hasta el día siguiente.
Diez horas para 250 Km
El jueves por la mañana, ya fuera de Kiev, el periodista de TVE relata más detalladamente su experiencia. Se dirigen a Lviv, a 50 km de Polonia, el país que hasta el momento ha acogido a más refugiados. Más de medio millón de ucranianos, según cálculos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El viaje es «larguísimo», dice Guerrero. «Salimos de Kiev en la mañana del miércoles y a la noche llegamos a la mitad de camino; más de 10 horas para completar 250 km», lamenta. La previsión para la jornada que arranca no es mucho más halagüeña. «Hoy (jueves, 3 de marzo, 9 de la mañana hora española) esperamos que el trayecto que nos queda hasta Lviv nos lleve menos tiempo, pero la distancia es más o menos la misma», explica.
El equipo viaja en una furgoneta grande, acompañado por su productor local y traductor y por una periodista chilena, Marina Díaz Paz, «que trabaja para el Canal 13 TV, el canal privado más importante de Chile», apunta Guerrero. Se mueven por vías secundarias, evitando la autovía principal porque, según el periodista, «es más peligrosa y tiene más atascos».
No obstante, el suyo tampoco es un camino de rosas. «Aquí hay más check points, mayor posibilidad de perderse y, sobre todo, el asfalto está en un estado a veces lamentable, lo que hace el viaje aún más pesado y largo; pero estamos bien y lo tomamos con paciencia», afirma, para luego añadir: «es la misma situación en la que se encuentran miles de personas; lo nuestro no es nada excepcional».
Pocas vías de escape
Atrás dejan una ciudad que solo cuatro días antes era un bullicio de gente en las calles, las terrazas y las tiendas. Desde el estallido de la contienda, los ciudadanos de Kiev han ido saliendo de la capital como han podido. En un primer momento, según nuestro interlocutor, fueron los autobuses y los vehículos privados.
Pero en solo un par de días los autobuses dejaron de operar y la salida por carretera, reducida a una vía que comunica la urbe con el sur del país, se complicó aún más. El tren pasó entonces a ser la única opción viable; la estación central de Kiev se convirtió en un hervidero de gente. Según el enviado especial, «hay una muchedumbre metida ahí dentro, porque muchos no tienen billete y esperan durante horas, e incluso pasan la noche, para conseguir uno».
Al respecto, Guerrero destaca que «todo el mundo» está intentando abandonar la ciudad. «De todas las clases sociales, condición, género y edad, están huyendo», apostilla.
Tal y como mostraron las imágenes que emitió la televisión pública, en la estación de tren de Kiev había familias completas, adolescentes, gente con niños, con perros, con gatos, con sus abuelos y con personas con discapacidad. «Las dificultades para este último grupo de personas, claro, se duplican; porque a parte de que nieva, y eso para una persona en silla de ruedas es una dificultad, estamos viendo check points donde obligan a la gente a bajarse de los vehículos en todas partes; es decir, todo es más difícil», asevera el periodista.
Acto seguido, apostilla: «no puedo hablar de personas con otro tipo de discapacidad, porque no lo sé; pero en este caso, cuando se trata de salir y de moverse rápido, las personas con una movilidad reducida lo tienen todavía peor».
Presencia de ONG
Aunque hay varias entidades trabajando para llevar ayuda humanitaria a varios puntos de Ucrania, el equipo de TVE no vio a ninguna Organización No Gubernamental (ONG) trabajando sobre el terreno en Kiev. «Hay que tener en cuenta que la ciudad está prácticamente sitiada y que tiene toque de queda durante parte del día», recuerda el reportero. Ante esta situación, la voz cantante a este respecto en Kiev, más que las ONG, son el Ayuntamiento y el Gobierno.
«Todos los trámites, todas las gestiones que hay que hacer son todavía más penosas en el caso de las personas con movilidad reducida»
Víctor García Guerrero (TVE)
Más allá de las instancias oficiales, hay otra ayuda humanitaria en la capital de Ucrania que emana de la solidaridad entre su propia ciudadanía. «En los hospitales, por ejemplo, hay gente que lleva comida o se ofrece para trabajar y ayudar en lo que pueda», explica el enviado especial a Kiev. Y concluye: «esto no quiere decir que la sociedad no esté organizada, es que ha perdido la posibilidad de mostrar su organización».
Para todas las personas y entidades que deseen colaborar, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) sugiere seguir las recomendaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación con respecto a Ucrania y al resto de países involucrados en la crisis y desaconseja las donaciones en especie, al resultar menos eficiente este tipo de ayuda y constituir una mala práctica en el ámbito de la ayuda humanitaria. En su lugar, lo aconsejable es canalizar la ayuda de la ciudadanía a través de las diferentes ONG Humanitarias que trabajan en la zona.