El largo camino hacia la accesibilidad para las personas con discapacidad auditiva

cinco personas en una reunión online

Profesionales y expertos analizan qué barreras tienen que superar a diario las personas con discapacidad auditiva, qué mejoras han traído consigo los avances tecnológicos y cuánto queda aún por andar hasta conseguir la accesibilidad universal.

Rutinas a priori tan sencillas como usar autobuses urbanos, el metro, el tren o salir dar un paseo tienen un plus añadido de peligrosidad para las personas sordas y sordociegas. La falta de audición las deja indefensas ante un coche descontrolado o un tren fuera de horario, ante la imposibilidad de percibir las señales de alerta. La misma situación se da en caso de incendio o ante la caída de un voladizo o de un árbol. De hecho, según un estudio realizado por Sign Health en el Reino Unido, las personas sordas tienen 5 años menos de esperanza de vida que las personas oyentes debido a esta privación comunicativa.

En el terreno más personal, la dificultad para recibir información y para comunicarse conduce ha situaciones incómodas para la persona con discapacidad auditiva, como tener que apoyarse en un tercero para recibir diagnósticos médicos o hacer un simple pedido en una frutería. En sus últimas consecuencias, el desgaste que acarrea esta dependencia tiene como consecuencia el aislamiento.

Si bien es cierto que los avances tecnológicos, sobre todo con la aparición del teléfono móvil, han facilitado de forma notable la comunicación a las personas sordas y sordociegas, también lo es que el camino hacia la accesibilidad universal es todavía largo. Los avisos de turno en la consulta del médico o las audioguías de los museos son apenas dos ejemplos que sustentan esta afirmación.

Afortunadamente, la tecnología sigue trabajando para revertir esta situación. Uno de los instrumentos más vanguardistas en este campo es Visualfy; una herramienta que se apoya en la inteligencia artificial para transformar sonidos de alerta en señales lumínicas, que el usuario recibirá en cualquier dispositivo con conexión a internet. Su funcionamiento es sencillo y tiene dos fases. La primera, la instalación en el lugar elegido (una casa o un establecimiento público) del hub que captará las alarmas y la segunda, la descarga de una app en la que el usuario recibirá las señales lumínicas.   

Estas son algunas de las conclusiones extraídas de la #jornadaCEDDD ‘Descubriendo la accesibilidad para las personas sordas’’, organizada por el Consejo para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD)  y que contó con los testimonios del presidente de la Federación Española de Sordoceguera (FESOCE), Ricard López; Manel Alcaide, CEO de Visualfy, y la CODA (Children of Deaf Adults – Hija de Padres Sordos) Elena Torres Jaramillo. Una figura que recientemente ha ganado popularidad gracias a la película ‘CODA.  Los sonidos del silencio’, dirigida por Sian Heder con Emilia Jones, Troy Kotsur, Marlee Matlin, Daniel Durant y Eugenio Derbez, Oscar 2022 a la Mejor Película.

La jornada ya está disponible de forma íntegra en el canal de YouTube de CEDDD.

Sobre la pérdida de audición

La pérdida de audición es discapacitante cuando la merma es superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor. Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que 1.500 millones de personas en todo el mundo viven con algún grado de pérdida de audición; de ellas, unos 430 millones necesitan servicios de rehabilitación.

La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad. Según la misma fuente, más del 25% de los mayores de 60 años tiene una pérdida de audición discapacitante y las prácticas poco seguras entre la población más joven podrían provocar en más de 1000 millones de personas una pérdida de audición evitable y permanente. La previsión de la OMS es que unos 2500 millones de personas tengan algún tipo de pérdida auditiva en el año 2050; de los que 700 millones tendrán discapacidad.

En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2008, hay un total de 1.064.000 personas sordas y con algún tipo de discapacidad auditiva; esto es, el 2,3% de la población total. Aunque ya han pasado 12 años, es el único dato oficial del que disponemos actualmente. Carmen Abascal, directora de AG Bell International, señala otras cantidades: “Si se aplicaran datos de prevalencia de los países del entorno, el número de personas con problemas de audición en España ascendería a 7 millones”. De los recién nacidos cada año, 5 de cada 1.000 presentan algún problema de audición y uno de cada mil, sordera.

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