La sordoceguera es una discapacidad única que combina deficiencia visual y auditiva, generando graves limitaciones en la comunicación, la movilidad, la interacción social y la autonomía personal. No es la suma de dos discapacidades, sino una condición específica que requiere apoyos individualizados, recursos adaptados y profesionales especializados en mediación y guía-interpretación.
Hoy, 27 de junio, se conmemora el Día Internacional de la Sordoceguera, una fecha elegida en honor a Helen Keller, escritora y activista sordociega, nacida un 27 de junio de 1880, referente mundial por su lucha en favor de los derechos de las personas con esta discapacidad y ejemplo de superación y compromiso social.
Según la Federación Mundial de Sordociegos (WFDB), más de 15 millones de personas viven con sordoceguera en todo el mundo. En Europa, se estima que más de 2 millones de personas tienen esta condición, aunque la falta de datos fiables sigue siendo uno de los principales retos para dimensionar adecuadamente sus necesidades.
En España se calcula que hay más de 6.000 personas sordociegas, aunque se sospecha que la cifra real podría duplicarse. Por ello, la Federación Española de Sordoceguera (FESOCE), socia de CEDDD, insiste en la necesidad de estadísticas oficiales actualizadas, más recursos específicos, formación de profesionales, servicios de guía-intérprete suficientes y un marco normativo que reconozca la sordoceguera como discapacidad única, garantizando derechos y apoyos estables.
Desde el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) apoyamos estas reivindicaciones y recordamos la importancia de reforzar la coordinación entre administraciones, entidades del sector y familias para desarrollar políticas públicas inclusivas que aseguren la plena participación social. Hoy, más que nunca, es imprescindible visibilizar su realidad, sensibilizar a la sociedad y trabajar unidos para que ninguna persona sordociega quede atrás ni vea vulnerados sus derechos fundamentales.